¿Pueden ustedes creer que Hitler, el hombre que no dudó en ordenar el asesinato de seis millones de personas, entre judíos, gitanos, mendigos, homosexuales, enfermos mentales y discapacitados; el hombre que arrasó Europa desencadenando la segunda guerra mundial, donde murieron 60 millones de personas; el hombre que hizo filmar y posteriormente ver, con gran placer, la ejecución de los conspiradores del fracasado intento de su asesinato conocido como operación Valkiria; el hombre que permitió que se realizaran terribles experimentos médicos con los judíos y con los prisioneros de guerra; este hombre llamaba a uno de sus colaboradores más cercanos “el hombre con el corazón de hierro”?
Pero ¿quién era este hombre? y ¿porqué Hitler lo llamaba así? Osea aquí surgen dos preguntas: ¿Qué hizo o que hacía este hombre para que Hitler lo llamara así? Y ¿porqué con todas las barbaridades que hizo Hitler, pensaba que había alguien con el corazón más endurecido que el de él?
Este hombre era nada más y nada menos que Reinhard Heydrich, apodado el carnicero de Praga, apodo que se lo había ganado a fuerza de ejecuciones masivas, torturas y cualquier otro método con el fin de someter a la población checa, para que trabajen fabricando armas, que tan necesarias eran para Alemania. Ya había hecho otro tanto en la misma Alemania, eliminando a los adversarios políticos de Hitler.
Lo que viene a continuación es una especulación mía de porqué Hitler creía que Heydrich tenía el corazón de hierro. Si se revisa un poco de youtube, no será difícil hallar videos donde se muestra a Hitler acariciando a niños y también acariciando a su perrita Blondi (claro que esto pudo haber sido pura propaganda). Supongo que Hitler sabía que Reinhard Heydrich jamás acariciaría a ningún niño ni a ningún perro en público.
Si desean saber algo más del hombre con el corazón de hierro les recomiendo la buena película Antropoide (Anthropoid, 2016). Como dato anecdótico cabe mencionar que, cuando Heydrich todavía no pertenecía al partido nazi, consiguió una entrevista con el jefe de la Gestapo Heinrich Himmler. Este, al escuchar sus ideas, inmediatamente lo contrató (¡qué le habrá dicho!).