El 6 de Mayo de 2013 una noticia recorrió el mundo como reguero de pólvora: tres chicas fueron rescatadas, luego de permanecer secuestradas y encerradas un promedio de diez años, en una vivienda ubicada en la ciudad de Cleveland, estado de Ohio, en Estados Unidos.

Vivienda pobre en Cleveland

Michelle Knight desapareció el 23 de agosto de 2002 a los 21 años. Estuvo cautiva más de diez años y nueve meses en una casa ubicada a sólo cuatro cuadras de donde fue raptada.

Michelle Knight

Ocho meses después, Amanda Berry fue raptada el 21 de abril de 2003, un día antes de cumplir 17 años, saliendo de su trabajo en un Burger King, en una calle ubicada a 3.5 millas (5.6 Km.) de donde fue raptada Michelle. Estuvo cautiva un poco más de diez años.

Amanda Berry

Casi un año después, Gina DeJesus fue secuestrada el 2 de abril de 2004, con tan sólo 14 años de edad, saliendo de su escuela. Su secuestro se produjo a tan sólo cinco cuadras del sitio donde Amanda fue secuestrada. Estuvo cautiva nueve años.

Gina DeJesus

                   

El autor de estos secuestros fue un chofer de bus escolar llamado Ariel Castro, nacido en Puerto Rico. También era músico; tocaba el bajo en algunas orquestas latinas.

Ariel Castro

Aparte de las chicas y el secuestrador hubo una quinta persona viviendo en aquella casa: Jocelyn Berry, la hija que Amanda Berry tuvo con el secuestrador, quien nació el 25 de Diciembre de 2006 en la misma casa. Michelle hizo de partera y afortunadamente madre e hija salieron bien del trance. La llegada al mundo de este nuevo ser, trajo un poco de alegría a las desdichadas chicas.

Mapa de Cleveland donde se indican los lugares donde fueron secuestradas las chicas y la ubicación de la casa de los horrores. Nótese qué tan cerca estuvieron uno de otro. También se puede apreciar la Av. Lorain.

          

En aquellos días cualquiera podía leer en los periódicos (o escuchar en los noticieros) los detalles de este caso. Y aun hoy en día podemos enterarnos por medio del internet. Pero conocer cómo era la vida cotidiana en la “casa de los horrores” (como fue llamada después esta vivienda donde estuvieron encerradas las chicas) y algunos otros detalles, es algo que difílmente encontrarás en internet.

Lo que sigue a continuación está basado en los libros “Al fin libre”, de Michelle Knight; “Hope”, de Amanda Berry y Gina DeJesus; y “The Lost Girls”, de John Glatt.

La “Casa de los Horrores”, 2207 Seymour Avenue, Cleveland

En muchas ocasiones las chicas fueron víctimas de una crueldad extrema e innecesaria por parte del secuestrador, especialmente Michelle. En los tres casos el secuestrador, mediante engaños y aparentando ser una persona muy amigable, consiguió que ellas subieran a su auto. En los casos de Amanda y Gina, ellas lo conocían de vista, pues era el papá de sus amigas.

Gracias al diario que Amanda escribió durante su cautiverio es que se tiene una mejor idea de lo que sucedió, incluso con fechas. Ella escribía en cuanto papel le llegaba a sus manos: bolsas de los emparedados de comida rápida y envolturas de todo tipo. El secuestrador también le dio un cuaderno.

LOBO: El secuestrador le regaló a Michelle un perrito al cual ella le puso el nombre de Lobo. Al menos ya tenía una compañía. Cuando el secuestrador violaba a Michelle llevaba al perrito a otra habitación. Pero una noche llegó borracho y se olvidó de Lobo; entonces, al tratar de violar a Michelle, Lobo la defendió mordiéndolo; muy molesto el secuestrador lo agarró y le torció el pescuezo ante el llanto de Michelle. Después lo enterró.

Chica con su perrito

                    

PRIMERA NAVIDAD: En la primera Navidad que Michelle pasó allí, el secuestrador llegó a su cuarto con un pastel que había comprado en el supermercado, lo dejó en el piso y le dijo: “feliz Navidad”.

Triste Navidad de una chica

            

LA CAMARA DE LA ESCUELA: El secuestrador raptó a Gina pocos minutos después de que ella salió de la escuela en compañía de su amiga Arlene Castro (hija del secuestrador). Se despidieron y Gina comenzó a caminar sola a su casa. Poco antes el secuestrador había entrado a la escuela a preguntar por su hija. Al salir de la escuela vio a Gina (que ya estaba caminando sola), se le acercó y logró que ella subiera a su carro al preguntarle por su hija Arlene. Después de secuestrar a Gina el secuestrador estaba seguro que lo atraparían, pues se dio cuenta que podrían identificarlo revisando las cámaras de seguridad instaladas en la escuela. Tan asustado estaba que dos días después de raptar a Gina escribió una confesión, argumentando que era un hombre “enfermo”; confesión que pensaba enseñar a la policía. Sin embargo, en el libro de John Glatt dice que el FBI no revisó estas cámaras. Y en el libro de Amanda y Gina dice que la cámara de la entrada de la escuela estaba inoperativa ese día.

Sea como sea, fue una gran suerte para el secuestrador y una mala suerte para las chicas. Años después, luego de ser atrapado, en la audiencia que se realizó frente a un juez, Castro tuvo la osadía de criticar fuertemente al FBI por no haber resuelto el caso en esa oportunidad.

Wilbur Wright Middle School en Cleveland

       

BIBLIOTECA: Amanda leía libros que el secuestrador le sacaba de la biblioteca pública. Para evitar que ella pudiera enviar algún mensaje de auxilio dentro de un libro, el secuestrador lo revisaba hoja por hoja antes de devolverlo.

Biblioteca Pública de Cleveland

                   

LA PSIQUICA: El 17 de Noviembre de 2004, Louwana Miller, la mamá de Amanda Berry (cansada de ver que no había ningún resultado en la búsqueda de su hija por parte de las autoridades) apareció en televisión, en “The Montel Williams Show”, que tenía como invitada a la psíquica Sylvia Browne. Después de las presentaciones Louwana le preguntó si encontrarían a su hija. Sylvia le respondió con muchas palabras, entre las cuales dijo que ella no estaba viva. Louwana no entendió bien y volvió a preguntar si vería a su hija de nuevo. La psíquica le dijo que sí, pero en el cielo. Después de esto, Louwana, que era una admiradora y creyente de Sylvia se derrumbó. Perdió las esperanzas, fue a su casa y limpió el dormitorio de su hija, regaló su computadora y dijo que estaba un 98% segura de que su hija estaba muerta y que no compraría más regalos para ella en Navidad (en la Navidad de 2003 había comprado un regalo para Amanda).

Amanda estaba viendo el show por televisión (el secuestrador le había proporcionado un televisor) y, desesperada, no podía creer lo que veía. Le suplicó al secuestrador que le permitiera escribirle a su madre para decirle que estaba viva pero éste no aceptó. Menos de dos años después, el 2 de Marzo de 2006 Louwana murió de un ataque al corazón, a los 44 años de edad, sin saber dónde estaba su hija, y si estaba viva o muerta.

Sylvia Brownw (a la izquierda) y Louwana Miller en “The Montes Williams Show”

              

CELEBRACION: El secuestrador celebraba cada aniversario de los secuestros comprando una torta, como si fuera un cumpleaños. En esas fechas, las familias de Amanda y de Gina hacían una vigilia en compañía de los vecinos, en los lugares donde ellas fueron secuestradas y era transmitida por televisión. Castro y las chicas las veían en el televisor, para alegría del secuestrador, por haber pasado un año más sin ser descubierto y para llanto de las chicas, mientras miraban a sus familiares orando y pidiendo su pronto regreso.

Torta de cumpleaños

               

SHOW FAVORITO: A veces, ellos se sentaban en la sala a ver su show favorito “Kepping Up with the Kardashians”, mientras Castro hacía comentarios obscenos sobre Kim Kardashian.

El Show de las Kardashian

           

HIPNOSIS: Tres semanas después del secuestrio de Gina, en el FBI estaban tan desesperados por la falta de pistas y por las protestas de los vecinos al ver que dos chicas habían sido secuestradas en el mismo barrio, que se les ocurrió la inusual idea de hipnotizar a Arlene (la amiga con la que Gina estuvo poco antes de desaparecer), para ver si mediante la hipnosis podía recordar algún detalle que no hubiera mencionado. Contrataron a un psicólogo y Arlene estuvo muy dispuesta a colaborar, pero todo fue en vano; ella sólo repitió lo que ya le había dicho a la policía.

Hipnotizador hipnotizando a una chica

                             

EQUIPO CARO: Una semana después, en medio de esa desesperación, a los agentes del FBI se les ocurrió otra idea: Como la distancia entre los sitios donde Amanda y Gina fueron secuestradas era sólo de cinco cuadras, dedujeron que el secuestrador pasaba a menudo por esa zona y se dieron cuenta que había una casa, cuyas ventanas tenían una excelente vista de esa avenida principal (Lorain avenue). Hablaron con el dueño de la casa, que los recibió visiblemente borracho y muy contento aceptó la propuesta: A cambio de una suma de dinero permitiría que el FBI instale en su casa equipos y cámaras de televisión valorados en miles de dólares (téngase en cuenta que era el año 2004), para filmar a todas las personas y carros que pasaban por allí y detectar si había algo sospechoso. Los agentes examinaron cientos de hora de filmación pero sin ningún resultado útil. La operación duró varias semanas. Un día, cuando un técnico fue a cambiar las cintas por otras en blanco, descubrió que el costoso equipo ya no estaba. El dueño de casa explicó que los ladrones habían cargado con todo.

Avenida Lorain, Cleveland

                            

DEPRESION: En Octubre de 2004, un año y seis meses después de que fue secuestrada, Amanda se encontraba tan deprimida y se sentía tan solitaria, que le pidió a su secuestrador que la abrazara; aunque ella misma no podía creer lo que estaba diciendo, le dijo que necesitaba un abrazo. A esos extremos lleva la soledad y el aislamiento. Aunque en esa fecha, Michelle y Gina ya estaban en la casa de los horrores, el secuestrador no permitía que estuvieran juntas.

Hombre abrazando a una chica

         

VISITA: En Agosto de 2005 el secuestrador tuvo la audacia de permitir que una de sus hijas, Emily, durmiera en la casa durante dos noches. Para esto trasladó a las chicas a una vieja van que tenía en la parte posterior de su casa. Siempre amenazándolas con su pistola, les ordenó que no hicieran ningún ruido, de lo contrario el iría y las mataría a balazos a las tres. Hasta se dio tiempo para violar a Amanda en la van, en presencia de Michelle y Gina, mientras su hija dormía en la casa.

Una van vieja

         

¿CELOS?: En Julio de 2006, tres años y tres meses después de su secuestro, Amanda (que ya tenía cuatro meses de embarazo) escribió en su diario que le molestaba mucho que el secuestrador le mintiera y que tratara de ocultarle que él tenía sexo con Michelle y con Gina. Agrega (preguntándose si había algo malo en su cabeza) que ella también quería estar con él.

Amanda Berry

                                     

CADENAS: Desde que llegaron a la “casa de los horrores” las chicas fueron encadenadas por los tobillos a tuberías de calefactores empotrados a la pared (después de su liberación se encontraron 90 pies (30 metros) de cadenas en la casa). Así estaban la mayor parte del día y así dormían. Cuando Amanda tuvo a su hija Jocelyn y ésta ya estaba un poco mayorcita, siempre tapaba las cadenas con alguna ropa para que su hija no las viera, pero un día, cuando Jocelyn tenía dos años y medio, las vio y le preguntó a su mamá qué era eso, a lo que Amanda respondió: “es mi brazalete”, tratando de no darle importancia al asunto.

Recién a mediados de 2009 el secuestrador dejó de encadenarlas, diciéndoles que confiaba un poco más en ellas, pero amenazándolas que volvería a encadenarlas si no cumplían las estrictas reglas de la casa que él había impuesto. Osea, las chicas vivieron y durmieron seis años encadenadas (en promedio). Ellas comentaron que al principio se sentían muy raras caminando sin las cadenas.

Algunas de las cadenas que usó el secuestrador

APURADO POR REGRESAR A CASA: Algunas veces, el grupo musical en el que Castro tocaba el bajo se presentaba en la ciudad de Youngstown, a 75 millas de Cleveland. Como las presentaciones terminaban tarde, se le ofrecía alojamiento gratis en algún hotel, para regresar a Cleveland al día siguiente. Pero él nunca aceptaba y, sea la hora que sea, regresaba a su casa manejando de madrugada. Tenía que darles de comer a las chicas.

La ciudad de Youngstown

                                     

ESCUELA Y GRADUACION: Amanda siempre se preocupó de que su hija Jocelyn recibiera la misma educación que recibe toda niña de su edad, dentro de lo posible. Para esto cubrió las paredes de su cuarto con dibujos y fotos como si fuera el salón de una escuela. Y haciendo de profesora, empezó las clases con su única alumna el mismo día que empezaban las escuelas de verdad. Tenían las mismas horas de clase y los mismos descansos y recreos como en las escuelas públicas. Respetaban los feriados y se servían de algunos libros que el secuestrador sacaba de la biblioteca. Ya al finalizar el año escolar, organizó la graduación de su hija para el último día de clases. Trató de hacerlo lo más formal posible; hizo un sombrero negro de graduación y confeccionó un diploma. Ella como la profesora, su hija como la alumna y como asistentes estaban Michelle, Gina y el secuestrador. Luego de unas palabras le entregó el diploma a su hija y los asistentes aplaudieron. Muy emocionada, Jocelyn hizo una venia y dijo “gracias”. Después de la graduación se pusieron a comer y a charlar. Castro había conseguido bastante comida y sodas (gaseosas) de la fiesta de fin de año escolar (él era chofer de bus escolar) que tuvo en su trabajo el día anterior. Según Amanda, fue la única vez en que estuvieron todos en una misma habitación, comiendo, charlando y riendo. Milagro que fue posible gracias a Jocelyn.

Niñita el día de su graduación

CONSEJO: En Julio de 2012 el secuestrador aconsejó a su hija Jocelyn, quien ya tenía más de cinco años y medio, con estas palabras: “Nunca subas al carro de alguien que no conoces”.

Padre aconsejando a su hijita

        

HALLOWEEN: Como es sabido, todos los 31 de Octubre en la noche, los niños salen en grupos a tocar las puertas de sus vecinos, pidiendo algún caramelo o alguna golosina. Amanda también deseaba que su hija pudiera salir y hacer lo mismo, pero la pobre Jocy lo único que podía hacer esa noche era conformarse con ir a tocar la puerta de la habitación de Michelle y Gina. El secuestrador apagaba todas las luces de la casa esa noche, para evitar que algún niño o grupos de niños le tocaran la puerta.

Niños tocando la puerta de una casa en Halloween

“DADDY, DADDY”: Cuando Amanda logró salir de la casa, cargando a su hija (el secuestrador había ido a la casa de su mamá a conseguir comida), ésta no paraba de gritar: “Papi, papi, yo quiero a mi papi, ¿dónde está mi papi?”. Y es que, aunque sea duro admitirlo, el secuestrador había logrado ganarse el cariño de su hija. Estuvo muy contento aun desde el momento en que se enteró que Amanda estaba embarazada. Jugaba con ella, la llevaba en su carro al parque, a tiendas, a la biblioteca y la iglesia. Siempre le hablaba en un tono muy cariñoso. Filmaba las fiestas de sus cumpleaños en la casa de los horrores (las invitadas eran Michelle y Gina). Una vez, para asombro de Amanda, le compró unas zapatillas con luces que le costó 40 dólares. Una fortuna, considerando que él era muy tacaño (entre otras cosas, les medía a las chicas el jabón y el detergente para lavar los platos, al milímetro. Las chicas le encargaban que les compre ropa usada en algún “venta de garaje”, con  los dólares que él les había dado por sus “servicios”).

Un vecino logró tomar esta foto de Amanda Berry en el momento que ella escapa con su hija en brazos. También se ve a Charles Ramsey, quien ayudó a Amanda a salir de la casa de los horrores.

SEXO COSENSUADO: Durante los últimos años de su encierro, las chicas (especialmente Amanda) escucharon muchas veces a su secuestrador  decir que el sexo que ellos tenían era consensuado. Por supuesto que ellas protestaban y le reclamaban diciéndole que era una violación pues estaban privadas de la libertad. Pero después de que las chicas lograron escapar, en una audiencia frente a un juez (con Ariel Castro presente), el abogado defensor de Castro, Craig Weintraub, interrogando al detective Andrew Harasimchuk (quien había entrevistado a las chicas, una por una, pocas horas después de su liberación), le preguntó qué le había dicho Amanda, cuando descubrió que estaba embarazada de Jocelyn. El detective contestó que ella le dijo que el sexo que tuvo con su secuestrador en esa oportunidad fue consensuado, lo cual hizo sonreír a Castro.

Se entiende que Amanda tuvo que decir esto para evitar admitir que su querida hija Jocelyn fue el resultado de una violación. Si el secuestrador lo entendió así o no lo entendió así, nunca lo sabremos, pues se suicidó a los cuatro meses de ser atrapado, ahorcándose en su celda.

El abogado Craig Weintraub con Ariel Castro

    

Poco a poco, día a día, mes a mes, año a año, el secuestrador logró someter a las chicas, castigándolas sin piedad cuando hacían algo que no le gustaba o cuando no querían hacer algo que él les ordenaba. Los castigos eran: privarlas de comida, o darles las últimas sobras (frías), trasladarlas al sótano (siniestro lugar al que ninguna de las chicas quería ir), quitarles el televisor por algunos días, no prenderles el ventilador en verano, no permitirles que se bañen, insultarlas frecuentemente por cualquier motivo, cortarles el pelo de la peor manera, propinarles cachetadas, sobre todo a Michelle, encadenarlas (como ya se mencionó), llamarlas no por su nombre sino con apodos ofensivos, a Michelle no le dio ropas con que vestirse los dos primeros años que estuvo allí (la pobre estuvo desnuda todo ese tiempo), diciéndole que podría vestirse cuando él confíe en ella.

Cuando las chicas recién llegaban a la casa las ponía a prueba: dejaba la puerta sin llave, las cadenas mal puestas y hacía como que se iba a la calle. La radio estaba funcionando a todo volumen así que las chicas no podían usar el oído para saber si él estaba o no estaba en la casa. Luego de varios minutos u horas, cuando la chica se aventuraba a salir de esa habitación y tratar de ganar la calle, se daba cuenta de que el infame estaba esperándola y recibía su castigo.

Vista aérea de la casa de los horrores

            

El secuestrador tenía a las chicas separadas y a cada una les decía que las otras hablaban mal de ella. El malvado jugaba a darles más comida a una y luego le daba más comida a otra y de esta manera originaba un resentimiento entre ellas. De todos los castigos, el peor era la falta de comida. Sólo hay que tratar de imaginarse cómo nos sentiríamos nosotros si no comiéramos durante 12 horas o durante todo un día. También les decía (a cada una por separado), que tenían que tener sexo con él porque las otras no querían en ese momento; esto sólo lo hacía para molestarlas aún más.

También les daba dinero después de cada violación (así fue en los primeros años). Les daba unos cuantos dólares diciéndoles: “aquí tienes el pago por tus servicios”, como si ellas fueran prostitutas.

Y las amenazaba con su pistola; siempre les decía que a él no le importaba morir en un enfrentamiento a balazos con la policía.

Michelle quedó embarazada cinco veces y en todas las veces el secuestrador la hizo abortar. No le daba de comer y luego de unos días la golpeaba en el estómago; la primera vez fue con una pesa de gran tamaño y las otras fue a puntapiés.

COMENTARIOS:

  1. Siempre me han gustado los libros donde se dice la verdad y me parece que Amanda la ha dicho. Confesar en su libro que ella llegó a desear estar con el secuestrador es algo que creo que no todas las mujeres admitirían. Fue después de más de tres años de estar encerrada. Yo creo que su reacción fue perfectamente normal, luego de vivir tanto tiempo entre cuatro paredes y no hay nada que reprocharle.

“Hope” (esperanza), el libro de Amanda Berry y Gina DeJesus

2) Amanda también ha confesado que hubo breves momentos en que ella se sintió muy cerca de Castro (afectivamente). Empezó cuando se dio cuenta de que estaba embarazada y el secuestrador recibió la noticia con alegría, y hasta le satisfacía sus “antojos” de embarazada. Continuó cuando pudo ver el tremendo afecto que el secuestrador sentía por su hija y por esta razón la trataba mejor a ella (Amanda). Pero también menciona que a los pocos días surgía alguna desavenencia y el secuestrador regresaba a las andadas, tratándola mal.

Amanda con su hija Jocelyn y su hermana Beth Serrano, a los pocos minutos de haberse reencontrado, luego de más de diez años de separación.

3) Esta historia pone al descubierto una realidad que mucha gente ignora. Según datos del FBI, un promedio de 600,000 niños o jóvenes menores de 17 años son reportados desaparecidos anualmente en Estados Unidos. De éstos, una gran mayoría son jóvenes fugados, que regresan a su hogar a los pocos días. También hay un gran número que son secuestrados por sus familiares o algún conocido. Pero quedan unos cientos de abducciones realizadas por extraños. Esto quiere decir que, en el momento en que usted está leyendo este artículo, en algún lugar de este país hay una niña o un niño que está encerrado al igual que estuvieron las tres chicas de este artículo. Ese lugar podría estar cerca de su casa. Quién sabe cuánto tiempo han permanecido encerradas o encerrados y cuánto tiempo más permanecerán así. Y si tendrán un final feliz como el de esta historia. Si nos proyectamos al mundo entero, podrían llegar a ser decenas de miles. En pleno siglo 21, la esclavitud continúa.

Fotografía de una pizarra en una tienda Walmart de Miami, tomada el 28 de Julio de 2022, mostrando 14 fotos de niños y jóvenes desaparecidos.

4) En su audiencia ante el juez, Ariel Castro dijo más de una vez, que él no era un monstruo, que él era una persona enferma; seguramente acordándose de todo lo vivido en la casa de los horrores, sobre todo en los últimos años, cuando ya tenía a su hijita. Pero yo creo que a una persona se le puede llamar monstruo si ha hecho algo monstruoso, como raptar a tres chicas (una de ellas de sólo 14 años de edad), violarlas y encerrarlas por tanto tiempo, y golpear cruelmente a una de ellas, cinco veces, hasta hacerla abortar. Y hay que tener en cuenta que nosotros ahora lo sabemos, pero en su momento, cada una de estas chicas no sabían si iban a salir con vida de este trance y sintieron el terror de pensar de que podían morir allí mismo, luego de ser violadas. Terror de muerte, que empezaba cuando, ya en la casa, el secuestrador cerraba la puerta de golpe y cambiada de amable caballero a despiadado violador. Osea, no se necesita ser un monstruo las 24 horas del día para ser declarado monstruo, basta con algunos minutos de haber hecho algo monstruoso.

El Cíclope, monstruo mitológico

5) Es muy fácil juzgar los hechos luego de que éstos ya han pasado. Decir que se debió haber hecho esto o lo otro, o porqué no se pensó en aquello. Lo verdaderamente interesante y valioso es decir o pensar todas esas cosas antes de conocer la verdad. Dicho esto, sólo quiero comentar algo respecto a la comida. A la cantidad de comida que el secuestrador llevaba a su casa, teniendo en cuenta que todos sabían que vivía solo; ; tenía que alimentar a cinco personas (incluyéndolo a él). La mayoría de las veces la compraba en restaurantes de comida rápida, también le pedía comida a su mamá y algunas veces la sacaba de su trabajo. Qué suerte tuvo de que nadie sospechara nada.

El local del Burger King donde trabajó Amanda Berry y donde el secuestrador a veces compraba la comida para las chicas.